Este tipo de aprendizaje que tuvo mi compañera se
me hizo muy interesante, debido a que su maestra le enseño a sumar y restar a
través de una táctica de interacción y comunicación para que ella y sus
compañeros aprendieran de una forma divertida.
Lo
que la maestra utilizo fue modificar el método de enseñanza y realizo algo
fuera de lo rutinario dentro de las escuelas (pero que en la vida cotidiana se
utiliza seguido), adecuándolo a las necesidades para que los alumnos
aprendieran.
Esta
táctica fue realizar un “supermercado” dentro del salón de clases ocupaban
envases vacíos como comida y utilizaban billetes falsos para la compra de los
alimentos.
La maestra ocupaba de herramientas para cada niño, unos
billetes, una libre y un lápiz para que al comprar fueran haciendo las
operaciones de cuanto iba a ser (sumando el precio de los productos) y cuanto
iba a recibir de cambio (restando el monto total con el dinero entregado).
La maestra obtuvo el papel de cajera y desde ahí evaluaba
los resultados que iba obteniendo cada alumno a través de esta interacción que
la profesora iba teniendo con los alumnos.
Esto permitía que los alumnos poco a poco modificaran su
forma de ir realizando las operaciones.
Los alumnos al realizar estos ejercicios de forma
dinámica, tenían un panorama diferente de las matemáticas y poco a poco se iban
adaptando a la necesidad de aprender a sumar y a restar.
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