domingo, 25 de agosto de 2013

6. ARTÍCULO “EL ESTADO Y LA CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD: PAPEL DE LA ESCUELA”


Hay que identificar que nuestra identidad está conformada por la movilización de nuestra vida diaria, en donde nosotros accionamos una forma particular  de habitar, sentir, vivir y pensar el mundo de la vida, a través de los diversos sentidos que le dan contenido a las actitudes, los valores, las normas y las diversas formas de interacción; en él se delimita el espacio de lo individual y lo colectivo que reclaman la emergencia de un sujeto que se hace en la interacción con su mundo y que a través del lenguaje ha ido y está objetivando nuevas formas de habitarlo. Permitiendo así formar un espacio diferente y reconocido de nuestra vida.

También es importante destacar que en nuestra vida diaria tenemos el poder democrático del país y de nuestros derechos en donde nosotros participamos en la toma de decisiones, en el avance tecnológico y científico y en la construcción de una identidad de país democrático. Permitiendo ser incluyente, equitativo e identificar lo justo, lo bueno, lo malo, lo digno, lo incluyente, lo equitativo y lo diferente, para construir  de esta forma el entendimiento la vivencia de la reciprocidad y la convivencia.

 Es por eso que en  las escuelas deben de cambiar los procesos de educación desde el plan de racionalización docente, el subsidio a la demanda, la fusión institucional, el plan evaluación docente y los estándares de calidad  para determinar, para que sus normativas ofrezcan un escenario realmente transformador de la cultura y que sus procesos educativos permitan desarrollar un escenario democrático del reconocimiento,  la vivencia de la equidad, la discusión y construcción colectiva de las normas.

Es por eso que la escuela deberá interpretar, desarrollar y transmitir la cultura de la sociedad, definiendo con claridad cuáles han de ser los fines y los medios socialmente legitimados que hacen pertinente y relevante el acto educativo.

Con el objetivo de que se cumpla la ley y que los niños(as) y desarrollen un espacio democrático propio en donde exista la convivencia, el aprendizaje y la socialización y poder así desarrollar  los mecanismos institucionales, organizativos y relacionales de protección que los ciudadanos deben de asumir.

Por eso la escuela configura un deber educativo donde plantea una lectura actual del contexto cultural en el que están inmersas las personas en formación, determinando un modelo particular de enseñanza, de interacción y de formación en su modelo pedagógico, en su currículo y plan de estudios, en los contenidos y temáticas de cada una de las áreas, en los modelos de evaluación, en las metodologías de aula y en las didácticas específicas de cada área.

Con ello es importante plantear la formación y socialización ciudadana, pues en esta intención se compromete a la escuela en el direccionamiento de procesos pedagógicos para el desarrollo de competencias afectivas, cognitivas, comunicativas, éticas, morales, políticas, entre otras, que aporten a la constitución de un sujeto que trae consigo una biografía, se hace presente en un tiempo y espacio específicos como parte de lo real, plantea unas perspectivas, toma múltiples decisiones, construye historia, convive, hace escuela, es decir, un sujeto que se constituye como tal, en primer lugar, en el reconocimiento de lo que es y en la visibilidad de su subjetividad manifiesta en sus valores, conceptos, sentimientos y actitudes; en segundo lugar, en la identificación incluyente de la presencia de otras subjetividades, a partir de la cual hace una lectura comprensiva de lo que es diferente a él y, por consiguiente, visibiliza otros sujetos que plantean, como él, sus propias biografías, historias, certezas, sostenimiento de las buenas relaciones.

 De esta forma es importante nacionalizar la identidad dentro de los procesos educativos ya que nos permiten desarrollarnos como ciudadanos y obtener estándares de conducta adecuados ante la sociedad.

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